Friday, October 5, 2007

FASE - Compromisso da FASE com uma Amazônia sustentável e democrática

FASE - Compromisso da FASE com uma Amazônia sustentável e democrática
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Thomas Ponniah - A Contribuição do FSM EUA: uma resposta a Chico Whitaker e Walden Bello

Thomas Ponniah - A Contribuição do FSM EUA: uma resposta a Chico Whitaker e Walden Bello
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José Corrêa-Belém 2009 e o processo Fórum Social Mundial

José Corrêa - Belém 2009 e o processo Fórum Social Mundial
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Sunday, September 9, 2007

Roberto Savio - Where the world is heading: Failures and prospects up to 2025

Roberto Savio - Where the world is heading: Failures and prospects up to 2025
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Roberto Savio - Hacia dónde va el mundo: Fracasos y perspectivas hasta el 2025

Roberto Savio - Hacia dónde va el mundo: Fracasos y perspectivas hasta el 2025
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Samir Amin - El desafío es pasar de la resistencia a la ofensiva

Entrevista a Samir Amin, presidente del Foro Mundial de las Alternativas: “El desafío es pasar de la resistencia a la ofensiva”
Fernán Chalmeta, Diagonal, en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=55900

Samir Amin, economista egipcio e intelectual que preside el Foro Mundial de las Alternativas, red internacional de centros de investigación y de intelectuales militantes creada en 1997, analiza la situación de los movimientos de lucha anticapitalista y las perspectivas de futuro. DIAGONAL lo entrevistó en el Foro sobre Globalización y Desarrollo Desigual, en Madrid.

DIAGONAL: Antes de Rostock, los movimientos contra la globalización neoliberal parecían acabados. En Rostock, 100.000 personas salieron a la calle contra el G-8. ¿Cómo ves la salud del movimiento a nivel político y social? ¿Con qué desafíos se enfrenta?
SAMIR AMIN: El liberalismo, la ofensiva del capital y del imperialismo, se cristalizó a lo largo de los ‘80, pero se desarrolló en los ‘90, y hay que resaltar que las reacciones de resistencia se desarrollaron muy deprisa. Desde mediados de los ‘90 los movimientos de resistencia a esta ofensiva se expandieron por todo el mundo y tomaron la forma del Foro Social Mundial (FSM), a partir de 2001 en Porto Alegre. Pero debemos tener en cuenta que los FSM, como los foros sociales regionales y muchos de los nacionales, son lugares de encuentro, nada más que eso, y a veces, como con motivo de los G-8, manifestaciones colectivas, que son política, moral y psicológicamente muy útiles, pero que no son lugares donde se profundiza en el debate ni se desarrollan estrategias de lucha.

Los foros sociales son por definición abiertos: no hay censura ni prohibiciones, pero a la vez es muy costoso desplazarse por el mundo para encontrar a otros colegas y camaradas para manifestarse. Por ello existe cierto desequilibrio en las representaciones en el seno de los foros sociales. Muchas de las organizaciones mejor dotadas económicamente no son las más interesantes desde el punto de vista de las luchas que llevan a cabo, como muchas ONG que son, en el peor de los casos, parasitarias de los movimientos de lucha sin aportarles gran cosa y que están sobrerrepresentadas. Por el contrario, las grandes organizaciones ‘tradicionales’ que desarrollan luchas, las organizaciones sindicales, obreras, campesinas, por un lado no siempre tienen los medios financieros para tener una gran representación, y por otro no necesariamente dan prioridad a la participación en este tipo de manifestaciones, y debemos tener esto en cuenta.

D.: ¿Qué otras alternativas hay?
S.A.: En el seno de y en paralelo a los FSM hay otras redes que intentan poner en contacto los movimientos de lucha. El Foro Mundial de las Alternativas (FMA), que tengo el honor de presidir y que fue creado en 1997, pone el acento en la elaboración de la “convergencia en la diversidad”, es decir, en la discusión de objetivos y en la cristalización de estrategias políticas comunes.

Por ejemplo, ¿cómo reconstituir el frente unido del trabajo en unas condiciones estructurales muy diferentes de las condiciones estructurales de la organización del trabajo hace 50 años? La forma de organización del trabajo principalmente obrero en la gran empresa y ahora, bajo el efecto del liberalismo y de la revolución tecnológica, la precarización, las deslocalizaciones, la diseminación del proceso productivo, han creado condiciones y estructuras de organización de las clases obreras muy diferentes. Hay que encontrar las formas de organización apropiadas. No soy de los que dicen que los sindicatos nunca sirvieron para nada. El salto adelante del Estado de bienestar nunca se habría producido sin los partidos comunistas, sin los partidos socialistas, sin los sindicatos que durante un tiempo dieron a las clases obreras una legitimidad política que nunca antes habían tenido en la historia del capitalismo y que están perdiendo hoy. Pero las formas de organización y de acción correspondían a otro momento.

También diría que hay un progreso en la conciencia democrática en el sentido de que frente a las formas de organización relativamente verticales, que correspondían a otra época de la formación de la expansión capitalista y de la estructuración de las clases obreras y que podían ser eficaces en su época, hay hoy -debido al aumento del nivel de educación- mayores exigencias democráticas. Creo que son positivas, pero también provocan ilusiones, como que el movimiento espontáneo podría crear alternativas por sí solo. Yo creo que la dialéctica, teoría y praxis, no puede ser eliminada de las exigencias de la convergencia en la diversidad, y esta convergencia implica un reconocimiento democrático real de la diversidad de intereses sociales, nacionales, etc., y de la diversidad de culturas políticas.

El respeto de esa diversidad no excluye la necesidad de construir la convergencia, y el FMA fue creado para ello. Cito los grandes asuntos: reconstruir la unidad de la clase obrera, construir la alianza obrera y campesina. Para el 80% de la humanidad, para los pueblos del Sur, la población rural representa aún la mitad o más de la población total. Por ello, si no se responde a las necesidades de supervivencia y de desarrollo de esa masa campesina con políticas de desarrollo que garanticen el acceso al suelo y el uso eficaz del suelo, del agua, etc., las clases populares urbanas se quedarán relativamente fragmentadas, aisladas y, en consecuencia, débiles frente a sus enemigos del capitalismo mundializado y de sus agentes locales. Es un problema que se plantea tanto a nivel nacional en los países del Sur como a nivel mundial: pienso en las tentativas, a través del agronegocio, de desposeer al campesinado del dominio de su producción, que es el producto de siglos de acumulación de conocimientos científicos y tecnológicos, en provecho de multinacionales como Monsanto.

Otro asunto es el de la democracia, y para mí la democratización de las sociedades debe estar asociada al progreso social y no disociada como propone la fórmula occidental que nos quieren vender. Asociar democratización al progreso social en todas sus dimensiones, y no sólo a la gestión de la política por el supuesto pluripartidismo y las elecciones, es fundamental. Y en este ámbito también hay mucho que hacer: derrotar el proyecto de EE UU y de sus aliados subalternos europeos a través de la OTAN de control militar del planeta, un control que muestra que el capitalismo no puede dominar el planeta sin el uso de medidas de represión violenta incluida la agresión militar.

D.: ¿Tienen los movimientos la capacidad de intervención a nivel mundial?
S.A.: Todos esos movimientos llevan a cabo luchas legítimas, pero que la mayoría de las veces están delimitadas en el espacio y limitadas a un ámbito. Es necesario que tomen conciencia de que deben entrar en contacto unas con otras e integrarse en un proyecto o en proyectos alternativos coherentes. Esto implica una visión política y superar el ámbito particular donde se llevan a cabo las luchas por una alternativa positiva.

Y es principalmente a nivel nacional- porque los cambios y cristalizaciones políticas y la definición de las culturas políticas particulares se producen a este nivel-, que esta conjunción puede producirse, pero es también necesaria a nivel mundial: puesto que el capital está mundializado, para hacerle frente necesitamos un internacionalismo de los pueblos. Es por ello por lo que me pronuncio por una quinta internacional. En la etapa actual, las luchas son mundiales en el sentido de que se desarrollan en espacios que cubren todo el mundo, pero no están aún mundializadas porque les faltan dos cosas: una es la voluntad de construir una convergencia en la diversidad a escala mundial, lo que implica una visión internacionalista y, en mi opinión, una perspectiva socialista. Pero también implica el paso de un movimiento defensivo a la ofensiva; los movimientos son esencialmente de resistencia: al neoliberalismo, a las deslocalizaciones, al desmantelamiento de las conquistas sociales y los derechos laborales, a la agresión policial y militar... El desafío es pasar de la resistencia a la ofensiva, es decir, lograr, a través de las luchas, la cristalización de una alternativa positiva.

D.: ¿Cómo se ha avanzado en este campo?
S.A.: Creo que el paso de la defensiva a la ofensiva se ha iniciado. En América Latina, la victoria de Lula, independientemente de lo que pensemos sobre la evolución posterior de Brasil, ha producido una ruptura: la irrupción en la vida política del pueblo brasileño, de la clase obrera, de un partido como el PT, de sindicatos... y aún no se ha pasado página. Y tenemos otras “avanzadas revolucionarias”. Venezuela lo es, y lo vemos no sólo a través del inicio de las transformaciones sociales internas, sino también a través de propuestas como el ALBA. Avanzada revolucionaria también en Bolivia: el hecho de que por primera vez en su historia un indio, es decir, un representante real de la mayoría de la población campesina de ese país, sea elegido presidente no es cualquier cosa. Incluso la reelección de Ortega en Nicaragua, aunque sea en condiciones muy diferentes a las de la primera victoria de los sandinistas, no es cualquier cosa. Al igual que la victoria electoral de Correa y la cristalización de una izquierda alternativa radical en países como México o Perú.

Creo que en América Latina esta avanzada revolucionaria se explica por el hecho de que los movimientos sociales, que también han empezado como movimientos de resistencia, se han politizado y han cristalizado en alternativas políticas que cuestionan el poder establecido. No defiendo el discurso de que el poder establecido no tiene importancia, de que la transformación se hace en la sociedad, despreciando el poder. Ni siquiera compartí la opinión del subcomandante Marcos de que la cuestión no es del poder; de hecho, el movimiento neozapatista ha vuelto a echar agua en su vino, y la articulación con otros movimientos de transformación política de México empieza a ser una realidad. No soy de los que, beatamente optimistas, piensan que se ha pasado página definitivamente, pero soy optimista en el sentido de que estas primeras avanzadas revolucionarias pueden preparar el terreno para otras que vendrán después.

África: el continente vulnerable

SAMIR AMIN: Buena parte de África, en la etapa actual del sistema capitalista mundial, es especialmente vulnerable. Es por ello que las políticas de ajuste estructural que han creado problemas de deterioro grave por todo el mundo son todavía más devastadoras cuando la sociedad es relativamente vulnerable y frágil como lo es a menudo en África. Esto no impide que haya reacciones a esta situación, entre otras, el renacimiento de los movimientos campesinos, movimientos que estuvieron en el origen de la independencia de África. Y este renacimiento de los movimientos campesinos se produce bajo nuevas condiciones, es decir, en contra no ya de los poderes coloniales extranjeros sino de sus poderes locales y nacionales.

Convergencia en la diversidad

SAMIR AMIN: Creo que con el hundimiento de Europa en el proyecto antidemocrático de la construcción europea, cimentada en el neoliberalismo económico y social y en el atlantismo político y mientras los pueblos europeos no deconstruyan ese proyecto no habrá gran cosa que esperar más que lo que vemos hoy: la construcción de un pseudoconsenso en el que los partidos políticos de la derecha y de la izquierda electoral no son muy diferentes en lo que hacen cuando están en el Gobierno, es decir, aliarse sobre las exigencias del liberalismo. Mientras no se deconstruya ese proyecto el pueblo europeo vivirá con la ilusión de otra Europa que le gustaría que sea social, pero que no lo será nunca. También en otros lugares del mundo hay reacciones negativas. Vengo de una región, la árabe, africana, ampliamente musulmana, en la que la deriva hacia la ilusión de una alternativa para-religiosa y para-étnica son también involuciones. No soy pesimista con respecto a los movimientos de lucha en el mundo: no están en declive, sino que siguen creciendo, pero siguen enfrentados a desafíos y las respuestas están lejos de cristalizar: la respuesta para la construcción del socialismo del siglo XXI exige el respeto de la convergencia en la diversidad.

Friday, August 31, 2007

Luiz Eduardo W. Wanderley - FSM: notas no “livre pensar”


FSM: notas no “livre pensar”
Luiz Eduardo W. Wanderley, 03/09/2007

Pressupostos

Outro Mundo é Possível? Sim! Lembrando que:
- são processos em permanente construção;
- de longa duração – é preciso ter “paciência histórica”;
- processos e práticas inovadores, HOJE, podem /devem ser aperfeiçoados /superados, AMANHÃ;
- “pensar globalmente, agir localmente” – o reverso também é válido; ampliar para “pensar globalmente, regionalmente, nacionalmente, localmente, agir localmente, nacionalmente, regionalmente, globalmente”;
- utopias são sempre necessárias – entendidas como “inédito viável” (P. Freire), “antecipação” (J. Szachi);
- contra os pessimismos negativistas, e os otimismos triunfalistas, lutar pelo realismo utópico (conhecer e diagnosticar, por um lado, as injustiças, desigualdades, dominações, opressões etc.; mas, por outro lado, acreditar e lutar, porque sempre existem alternativas).


Categorias analíticas

1. Assegurar o sentido público nas sociedades em geral, com seus atributos de: universalidade, visibilidade (transparência), controle social, democratização, sustentabilidade, cultura cívica, autonomia.

2. Somar o que ainda é válido nas teorias clássicas, integrando-as com as concepções de cosmogonia, complexidade, cuidado, caos, auto-organização, trasdisciplinaridade, teorias dissipativas etc.

3. Defender a diferença, a diversidade, o pluriculturalismo, e romper com a desigualdade. Eliminar a aculturação e fortalecer a inculturação.

4. Buscar o diálogo constante entre povos – a categoria “fronteira” (Sousa Santos) pode ser útil.

5. Romper as divisões centro/periferia, ricos/pobres, desenvolvidos/subdesenvolvidos, norte/sul.

6. Superar as divisões /antinomias entre as ciências exatas e as ciências humanas.

7. Rever as concepções tradicionais de Estado-Nação (soberania, terrítório, identidade nacional, cidadania etc.), face ao mundo multipolar.

8. Avançar na construção de uma Sociedade Civil global/cosmopolista.

9. Potencializar as parcerias entre Estado e Sociedade Civil (conselhos, orçamento participativo, audiências públicas, conferências etc.).

10. Enriquecer a noção de classes sociais, com as de etnia, gênero etc.

11. Ampliar a conceituação de democracia, em suas dimensões: político-institucional, econômica, social, e como modo de vida.

12. Ressignificar a noção de desenvolvimento sustentável.

13. Criação de sistemas originais de notação de sentido, capazes de explorar as novas possibilidades de tratamento automático a serviço da inteligência coletiva em tempo real (P. Lévy).

14. Explicitar o significado de “globalização contra-hegemônica”.

Procedimentos

A. Uma língua mundial? Contra o “tudo em inglês” (B. Cassen). Voltar à idéia do “esperanto”? Em continentes, como o latino-americano, propor que: no Brasil, a segunda língua deve ser o espanhol; nos demais países, a segundo língua deve ser o português; nos países de maioria indígena, sua fala deve ser assegurada.

B. Possibilidade de uma rede/cadeia/agência mundial de notícias, rádio, televisão, jornal. Nesse sentido, a nova experiência do Le Monde Diplomatique – Brasil é relevante.

C. Ter uma universidade, ou uma rede de universidades, de âmbito nacional-regional-mundial (Univ. da UE, do Mercosul etc.). Estimular as parcerias (co-tutelas, dupla diplomação etc.) entre IES de distintos países.

D. Fortalecer as redes e fóruns internacionais.

E. Avaliar as políticas de agências de financiamento de ONGs e movimentos sociais.

F. Analisar as vantagens/desvantagens dos Bancos com créditos para os setores de baixa renda (por ex. Banco do Sul).

G. Potencializar e avaliar as experiências de “ economia solidária”.

H. Continuar estimulando a “descentralização” do FSM. Como garantir um mínimo comum de diretrizes convergentes?

I. Continuar avançando nas propostas de uma taxa sobre as transações financeiras mundiais/nacionais, ou propostas similares, que possibilitem a criação de fundos para os países pobres (catástrofes, pobreza etc.).

J. Cada Coordenação nacional do FSM, e a internacional, devem estimular a criação de Comissões de Estudos sobre os pontos assinalados; e Comissões de Avaliação (como as já existentes), com o objetivo de difundir o máximo possível o que for pensado e realizado.

Wednesday, August 29, 2007

Tuesday, August 7, 2007

Chico Whitaker - Les chemins ne s’arrêtent pas toujours aux croisements (texte donnant suite à une réflexion de Walden Bello)

Les chemins ne s’arrêtent pas toujours aux croisements (texte donnant suite à une réflexion de Walden Bello)
Chico Whitaker, 23/05/07

“Serait-il le moment pour que le FSM lève son camp et laisse la place à d’autres modes d’organisation globale de la résistance et de la transformation?”

Question audacieuse. C’est le moins que l’on puisse dire devant cette interrogation que se pose Walden Bello à la fin de son texte “Le FSM est arrivé à un croisement”. Mais au moins il dit de façon directe et claire ce que pense mais ne le dit pas un certain nombre de membres du Conseil International du FSM.

Il faut donc bien réflechir sur son raisonnement si provocateur. Surtout quand il affirme que le FSM a déjà “rempli sa mission historique de rassembler et créer des liens entre les divers mouvements d’opposition suscités par le capitalisme mondialisé”. Ou bien quand il cite Hugo Chávez, qui, dans le Forum Social réalisé à Caracas en 2006, “a mis en garde les délégués sur le danger de voir le FSM devenir tout simplement un forum d’idées sans un agenda d’action”, disant encore qu’il fallait désormais “avoir une stratégie de «contre-pouvoir »” et “occuper des espaces de pouvoir au niveau local, national et régional”.

Tout d’abord il faudrait préciser de quel croisement s’agit-il pour savoir de quels chemins parlons-nous. Le FSM poursuit un chemin qui n’existait pas auparavant et qui est parallèle à celui de la résistance concrète au néolibéralisme et de la lutte pour changer le monde. Il n’a pas été ouvert pour remplacer l’autre mais pour lui servir d’appui, en créant des conditions pour que ceux qui résistent et luttent puisse s’articuler et se renforcer de plus en plus.

Ces deux chemins n’ont pas à être confrontés. Étant distincts, ils peuvent avancer en parallèle. Et si tous le deux sont nécessaires – c’est cette question dont il faut discuter - ils ne doivent pas se bouffer l’un à l’autre, comme le propose Walden. Ils doivent plutôt se mettre en rapport de façon intense et permanente, ils doivent se rapprocher continuellement, se nourrir mutuellement pour qu’un nombre croissant de personnes puissent se retrouver dans tous les deux, tissant des liens dans l’un pour agir dans l’autre. Autrement dit, pour qu’ils luttent en même temps qu’ils élargissent leurs alliances, de façon à se renforcer davantage et aller de plus en plus loin dans leurs luttes.

S’il est long, le chemin de la lutte pour la transformation effective et profonde du monde, alors le soutien que le FSM peut lui procurer devra durer aussi beaucoup. À vrai dire, nous ne sommes pas arrivés à un croisement, mais face au besoin de mieux distinguer les horizons pour que l’on poursuive dans les deux chemins.
Les options initiales dans le FSM

Il convient de rappeler qu’il y a - et ce depuis la création du FSM et à tous les niveaux de réflexion et de décision sur les foruns sociaux - un débat sur sa nature même: est-ce un espace ou un mouvement? Ce que propose Walden Bello, qui semble se trouver parmi ceux qui voient le FSM comme un mouvement, n’a donc rien de nouveau. Ce qui est nouveau – ou plutôt surprenant – c’est la radicalité de sa proposition. L’idée n’est pas de faire en sorte que le FSM se rapproche davantage de l’autre chemin, tout en restant un espace, mais de le faire tout simplement disparaître. C’est comme si ces deux chemins ne pouvaient pas cohabiter, comme il en a été le cas pendant 7 ans. Selon cette proposition, nous devrions maintenant emprunter uniquement le chemin de l’action.

Déjà, avant même le premier Forum Social Mondial à Porto Alegre, en 2001, ses organisateurs se trouvaient devant cette disjonctive espace-mouvement. Créer un lieu de rencontre ou proposer à ceux qui viennent au Forum des actions concrètes de résistance et de transformation? C’est-à-dire qu’on se trouvait devant une bifurcation, laquelle définirait le caractère du processus qui était en train de s’amorcer.

En organisant cette première édition et en proposant sa Charte de Principes – laquelle a été rédigée à partir des leçons et des découvertes de cette même édition - ils ont fait option pour le chemin qui caractérisait le FSM comme un espace, un instrument au service de ceux qui étaient en action, c’est-à-dire, les mouvements existants. Autrement dit, ils ont considéré que la vocation du FSM était de commencer quelque chose qui n’existait pas auparavant, qui n’aurait pas directement la mission de changer le monde, mais d’aider ceux qui luttent pour le faire.
Une initiative ayant cet objectif était, pour eux, plus nécessaire que la création d’un nouveau mouvement, avec son programme politique et ses objectifs immédiats et à plus long terme, ses militants et des actions specifiques définies par ses instances dirigeantes. Un tel mouvement ne pourrait même pas être pris pour un “mouvement des mouvements”, car il se trouverait toujours en compétition avec d’autres mouvements qui chercheraient à réaliser ces mêmes objectifs. .

De sorte qu’ils ont organisé le Forum tout d’abord comme une libre rencontre de différents types et niveaux d’organisation de la société civile – mouvement sociaux, ONG, syndicats. Ils voulaient mettre en rapport toutes leurs actions. Il ne s’agissait pas uniquement des mouvements plus directement politiques, en lutte pour le pouvoir, mais de tous les types d’action dont nous avons besoin pour changer effectivement et profondément le monde, y compris au niveau des comportements personnels. Il était nécessaire de renfoncer et de multiplier ces mises en rapport jusqu’au niveau planétaire, face au capitalisme mondialisé, dans cette mobilisation générale des citoyens que l’on a convenu d’appeler l’altermondialisation.
Les organisateurs du premier Forum le voyaient donc comme un espace mondial – qui pourrait s’élargir horizontalement dans toutes les directions et niveaux de la réalité - où les différentes propositions et actions en cours pourraient être connues, discutées, approfondies, évaluées, remises en question, articulées. Tout cela dans un cadre de liberté et avec une participation la plus large possible de façon à générer de nouvelles initiatives et de nouveaux mouvements, mais sans la rédaction d’un “document final unique du Forum”, prétendant unifier tous les participants autour d’options et objectifs spécifiques de résistance ou de transformation.

Puisqu’il fallait chercher des alternatives réelles à la construction d’un « autre monde », ils ont alors établi que d’avoir des discussions propositives dans “l’espace FSM” serait un pas important pour contribuer à la lutte pour cela. Et encore que l’initiative de proposer, dans cet espace, des débats – forum d’idées - ou des articulations – vers de nouvelles actions – devrait être spécifiquement réservée à la société civile, le nouvel acteur émergent. Ce nouvel acteur n’avait pas eu jusqu’alors pareil instrument pour que ses composantes, dans leur extrême diversité, puissent se faire connaître et définir des objectifs communs de lutte.
Mais les organisateurs du premier Forum ont aussi envisagé quelque chose encore plus importante: le fait que nous soyons nombreux à lutter pour changer le monde, mais que nous n’arrivons pas à forger l’union qui pourrait nous renforcer davantage. Ils ont vu qu’il fallait nous entendre au lieu de tomber dans nos divisions récurrentes aboutissant à une destruction mutuelle.

Ils se sont rendu compte de ce que, pour bâtir l’union, il ne suffisait pas de se rencontrer et de se reconnaître. Il fallait aussi expérimenter de nouvelles pratiques d’action politique, fondées sur des relations horizontales, où tous puissent se respecter mutuellement dans leurs diversités et de méthodes et d’objectifs, où personne ne soit considéré plus important qu’un autre dans un espace qui serait donc sans hiérarchies ni directions centralisées et où l’on puisse s’écouter au lieu d’entrer en compétition selon la logique capitaliste. Cela permettrait la découverte de convergences et la possibilité de nouvelles alliances dans la logique des réseaux, qui s’affirmaient dans le monde comme un mode plus démocratique d’organisation. Peu à peu, dans le Foruns suivants la construction de cette union est devenue effectivement le plus important résultat à obtenir. Les Forums avaient ainsi une fonction à remplir dans la lutte pour un “autre monde possible”: être un exercice pratique de nouveaux types de rapports.

Ainsi, en tant qu’“espaces ouverts”, ils serviraient justement à construire “de nouveaux modes d’organisation globale de la résistance et de la transformation” comme le souhaite Walden Bello. Ces acquis devraient alors se rendre concrets, non pas dans le chemin du Forum, mais dans le chemin de l’action. La seule condition étant qu’il n’y ait pas d’imposition de décisions à tous les participants, qu’on ne parle pas au nom de tous et que le Forum ne soit pas amené, en tant que Forum, à prendre des positions auxquelles tous ses participants devraient adhérer.
Les organisateurs – qui disent, depuis le niveau local jusqu’au Conseil International, qu’ils sont des « facilitateurs » de la création des « espaces FSM », pour ne pas être pris pour des “dirigeants” d’un nouveau “mouvement” – ont continuellement discuté ces options, et ce depuis 2001. On discute aujourd’hui, à l’intérieur même des Foruns, de l’avenir du FSM et de sa définition comme un “espace ouvert”. Bien des propositions qui naissent dans les Forums et dans le Conseil International tiennent à ce débat, qui existe donc dès le début du processus.

La proposition de Walden Bello, dans la mesure ou il fait l’option pour un Forum-Mouvement - ne peut que mettre en cause la possibilité d’un simples “espace” devenir “le véhicule le plus approprié pour la nouvelle étape de lutte du mouvement pour la justice globale et la paix.” Il s’agirait alors en fait d’abandonner la perspective des chemins parallèles que l’on a adoptée en 2001 pour n’avoir qu’un seul chemin, en se débarrassant donc des limitations propres à un FSM en tant qu’espace, “pour occuper des espaces de pouvoir” – n’empruntant que le chemin de l’action.

Perspectives et nécessités actuelles.

Walden indique néanmoins quelques effets positifs du FSM qui n’auraient pas vu le jour si celui-ci n’était pas un espace. Ainsi, dit-il, “le FSM est devenu une sorte d’aimant pour les réseaux globaux concentrés sur différents thèmes: la guerre, la mondialisation, la régionalisation, le racisme, l’oppression de genre, la recherche d’alternatives”, permettant à la société civile, dans sa diversité, de se réunir, de tisser des liens ou tout simplement de se renforcer ou s’affirmer, tel “un lieu où l’on fait son plein d’énergie”.

Pour Walden Bello, “le FSM offre un lieu et un espace pour que le mouvement élabore, discute et débatte de la vision, des valeurs et des institutions d’un monde alternatif, construit sur une réelle communauté d’intérêts”. Selon lui “ce qui change le modus vivendi des anciens et des nouveaux mouvements c’est la compréhension de ce qu’ils ont besoin les uns des autres dans la lutte contre le capitalisme global”. Et encore: “les expériences de démocratie directe à Seattle, Prague, Gênes et les autres grandes mobilisations de la décennie ont été institutionnalisées dans le processus du FSM”, procurant “une occasion pour recréer et réitérer la solidarité contre l’injustice et la guerre et pour un monde qui ne soit pas soumis au contrôle de l’Empire et du capital”. Il dit encore que “le développement d’une stratégie de contre-pouvoir ou de contre-hégémonie n’implique pas nécessairement qu’il faille tomber dans les vieux schémas hiérarchiques et centralisés d’organisation, caractéristiques de l’ancienne gauche”.

Mais en disant cela, sa proposition de lever le camp sonne comme s’il avait dit que le FSM avait été une belle expérience mais qu’il fallait accepter que ce soit fini.
Nous savons que toute organisation – y compris le FSM – doit effectivement un jour disparaître, après avoir rempli sa mission. Mais, est-ce que nous en sommes déjà là? Serions-nous à l´étape finale de notre parcours? Peut-être que Walden est un peu trop optimiste, car je ne pense pas qu’il veuille se faire des illusions.
Les effets positifs du FSM dont parle Walden, ont-ils été vécus partout dans la planète? En Asie, dans les pays de l’ancien bloc socialiste, dans le monde arabe, en Chine, dans toutes les Amériques, partout en Afrique? Toutes les organisations de la société civile de tous les pays du monde, ou tout au moins d’un nombre significatif de pays, ont-elles eu l’occasion de vivre les interconnexions procurées par les Forums? Ya-t-il eu des Forums locaux dans toutes les villes et régions du monde ou dans un grand nombre d’entre elles pour que cette expérience soit vécue par ceux qui ne peuvent pas se déplacer pour des rencontres mondiales, continentales ni même nationales? A-t-on créé partout des espaces pour que la société civile se renforce et s’articule pour prendre sa place en tant que nouvel acteur politique? L’expérimentation de nouvelles pratiques politiques dépassant les “vieux schémas hiérarchiques et centralisés d’organisation, caractéristiques de l’ancienne gauche” a-t-elle été faite par toutes les organisations qui luttent contre le capitalisme mondialisé? Ces nouvelles pratiques politiques ont-elles pénétré si effectivement dans les organisations qui viennent au Forum au point de les avoir changées de l’intérieur? Tous les mouvements sont-ils pleinement convaincus de ce “qu’ils ont besoin les uns des autres dans la lutte contre le capitalisme global” et sont-ils déjà capables de construire leur union au lieu de se diviser et de s’affronter?
Nous ne manquons pas d’exemples – de tristes exemples, même dans des organisations qui ont participé à la création du FSM - pour voir que tout cela est encore loin d’être une réalité. En ce qui concerne les changements culturels, les comportements et les pratiques d’action politique, personne ne doute que sous la domination idéologique du capitalisme nous aurons besoin de quelques générations pour réussir une transformation. Pourquoi donc interrompre ce processus, pourquoi mettre un terme à ce chemin parallèle à celui de l’action? En fait c‘est cela qu’il faudrait demander à Walden Bello en guise de réponse à la question finale de son texte.

La communication du Forum avec le monde

Je considère aussi que la proposition de Walden Bello nous aide moins qu’à nos adversaires. Surtout parce qu’elle vient de l’intérieur du FSM.

En effet, dire que le FSM a touché à sa fin c’est faire exactement ce que font les grands médias internationaux. Ceux-ci essayent de décréter la mort du FSM pour que ceux qui possèdent le monde n’aient plus à se soucier. Les membres de la Commission de Communication du Conseil International du FSM nous apprennent, par exemple, ce qu’en a dit, en janvier passé, le journal espagnol País: “le FSM a disparu des radars”.

Cette Commission signale ce qui est actuellement, à mon sens, le plus grand défi du FSM: celui de se communiquer avec le monde. Nous pouvons être nombreux à proclamer en haute voix qu’ “un autre monde est possible”, mais plus nombreux encore sont ceux qui n’y croient pas. Ceux-ci sont sans nul doute la grande majorité. On n’a pas encore réussi à faire en sorte que tout ce que l’on présente, discute, propose, articule et fait à partir des Forums arrive aux yeux et aux oreilles de ces grandes majorités en tant que message d’espoir.

Dans une récente rencontre de la Commission de communication, en Italie, j’ai pu voir de façon plus claire la différence d’évolution – l’une positive, l’autre négative- entre les deux dynamiques, vers l’intérieur et vers l’extérieur, vécues à travers le processus du FSM.

La dynamique vers l’intérieur tenait à son premier défi, celui d’organiser des Forums qui soient effectivement des espaces de rencontre, de reconnaissance et d’apprentissages mutuels, d’identification de convergences, de lancement de nouvelles initiatives de résistance, nourrissant l’action proprement dite et construisant l’union.

Cette dynamique-là a toujours été progressive. Dans chaque Forum, on a profité de l’expérience antérieure, cherchant à améliorer sa méthodologie pour une plus complète réalisation de ses objectifs. Si le premier Forum combinait des activités proposées d’en haut, c’est-à-dire, par les organisateurs, avec celles proposées par les participants, en 2005 nous avons vu un Forum complètement auto-organisé. Par ailleurs, la Charte de Principes s’est consolidée. De nouvelles actions et articulations, y compris au niveau planétaire, sont apparues dans les Forums et se sont consolidées, sans compter la plus grande d’entre elles, pour la Paix, en février 2003, qui a surpris le monde.

Lors du dernier Forum, à Nairobi – avec une moindre participation pour des raisons déjà identifiées – la méthodologie utilisée a connu d’importants sauts qualitatifs. Par exemple, l’inscription n’était faite par rapport à des thèmes théoriques, mais par rapport à des objectifs de transformation; le quatrième jour de travail était réservé à la programmation d’actions concrètes. Des insuffisances organisationnelles de divers types n’ont pas permis cependant la pleine utilisation de ces avancées.

Le peu de communication vers l’extérieur a rendu plus visibles les insuffisances que les avancées faites à Nairobi, comme les nouveaux réseaux qui s’y sont créés. Les évaluations qui ont été faites ont été très controversées – quelques-unes étant carrément négatives- comme s’il ne fallait plus défendre l’enfant des attaques qu’il subit depuis sa naissance. Walden Bello a dit dans son texte que le Forum avait été fort “décevant”. Onyango Oloo, l’un de ses organisateurs, est allé au point d’écrire 24 pages de dures critiques, commençant par dire que le Forum avait été “un désastre”. En même temps, entre autres analyses positives, relevons celle de Gustave Massiah, de France, qui, tout en rappelant ses insuffisances, a ainsi titré son évaluation: “Nairobi 2007, un excellent Forum Social Mondial”.

La littérature sur ce Forum est donc assez diverse. Comme son Conseil International n’a pas réussi à mieux informer sur le caractère du Forum 2008 ni sur les perspectives pour 2009, beaucoup de journalistes ont pu dire que le FSM avait perdu de sa force.

Mais il est sûr que le FSM n’est pas mort. J’ai d’ailleurs entendu de monsieur Oloo, celui même qui fait une critique de 24 pages, lors d’une table ronde en Italie, que le Forum de Nairobi avait eu des effets extrêmement positifs pour le Kenya, malgré toutes ses insuffisances.

La meilleure démonstration de ce que le Forum est toujours vivant est cependant la multiplication de Forum régionaux ou locaux. Ce processus va en s’élargissant. C’est ainsi qu’il y aura un premier Forum social états-unien, en juin, et peu après des Forums au Québec, en Allemagne, du Maghreb en Mauritanie, et encore les forums du Danemark, Guatemala, Brésil, dans la triple frontière de l’Amérique du Sud, et tant d’autres.

On peut donc dire que la dynamique du Forum vers l’intérieur, c’est-à-dire, vers ceux qui luttent toujours pour un autre monde, est toujours en ascension. Et que le Forum de 2008, avec ses multiples activités concomitantes dans toute la planète, dans sa diversité de types et de thèmes, avec une journée commune de visibilité dans la datte symbolique de Davos, peut nous conduire à un FSM très significatif en janvier 2009.

Mais la même chose n’a pas eu lieu en ce qui concerne la dynamique vers l’extérieur, qui a été plutôt décroissante. Il est à remarquer que les deux dynamiques (vers l’intérieur et vers l’extérieur) connaissaient jusqu’en 2005 des trajectoires ascendantes: de plus en plus de gens venaient participer aux forums mondiaux et les forums régionaux, nationaux et locaux se multipliaient. Il en a été exactement ainsi quand 150.000 personnes ont participé au plus grands des forums jusqu’alors réalisé, en 2005. Ensuite, la dynamique vers l’extérieur a commencé à perdre de la force.

C’est pourquoi la Commission de communication du Conseil international présentera, lors de la prochaine réunions du CI, à Berlin, un plan de travail vers l’extérieur.

Néanmoins, la communication avec le monde n’est pas une mission pour une Commission. Elle doit être assumée par tous les participants du processus. Il ne s’agit pas uniquement de la communication avec des journalistes, qui sont des canaux essentiels pour diffuser de l’information, mais de l’ensemble des moyens de communication pour que la certitude d’“un autre monde possible”, parvienne à toutes les personnes. En outre, il faut dire au monde que bien des choses sont déjà faites- dans la résistance et dans la transformation effective – autrement dit, “un autre monde “ est déjà en construction. Et il faut dire encore que ceux qui agissent pour changer la réalité comptent sur un puissant instrument pour s’articuler davantage: le processus do FSM.

En effet, face à ce nouveau défi que le FSM doit affronter, il serait bénéfique que nous mettions, dans le processus du FSM, toutes nos forces pour vaincre ce défi.. Mais le texte de Walden Bello nous réveille en nous montrant qu’il n’en va pas de même. Non seulement il faut travailler pour que le FSM se communique mieux avec le monde, mais il faut continuer de se battre pour que son chemin ne disparaisse pas dans un croisement inespéré.

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1 - Focus on the Global South, Bangkok

Friday, August 3, 2007

François Houtart - L’altermondialisme et les Forums sociaux. Introduction au Forum social congolais

L’altermondialisme et les Forums sociaux. Introduction au Forum social congolais
François Houtart

Introduction

Le Forum social congolais est un événement important qui se situe au sein d’un grand courant international. Il l’est d’abord pour le Congo, mais aussi comme expression de la dimension mondiale de ce fait social nouveau. Personnellement, je me sens particulièrement heureux et honoré d’avoir été invité à participer à cette première réunion d’un Forum social à la dimension du Congo.

1. L’histoire de l’altermondialisme

C’est à la fin des années 1990 qu’un phénomène de convergence des résistances sociales s’est manifesté en plusieurs points du monde. Les résistances ont évidemment toujours existé. Nous avons connu en Afrique en particulier, les luttes contre l’esclavage, les guerres contre le colonialisme et les multiples formes de résistances civiques qui ont mené à l’indépendance des Etats. En Europe, ce fut l’histoire de la résistance de la classe ouvrière contre l’exploitation du capital. Elle a été longue et coûteuse en vies humaines. Partout le combat contre l’injustice est le fait même d’une humanité consciente de sa dignité.

Ce qui est nouveau, c’est précisément la convergence d’un grand nombre de mouvements et d’organisations qui n’avaient rien en commun précédemment. Il s’agit notamment de mouvements paysans, ouvriers, de peuples autochtones, de femmes, de défenseurs de l’environnement, de groupes luttant pour les droits de l’homme, etc. C’est bien ce que nous voyons ici dans ce forum, où se côtoient un très grand nombre d’organisations qui, certes, n’ont pas attendu le Forum social congolais pour se concerter dans certains domaines, mais qui pour la première fois arrivent tous ensemble sur un pied d’égalité, pour échanger leurs expériences et mettre en commun leurs préoccupations.

A l’échelle mondiale, on a vu se développer deux lignes de convergences. La première est caractérisée par la protestation. On l’a vu à Seattle en 1999, lors de la première réunion de l’Organisation mondiale du Commerce, où se sont retrouvés les syndicats ouvriers américains, les zapatistes représentant les populations indigènes du Chiapas au Mexique, les mouvements de femmes, les organisations des populations noires d’Amérique du Nord, les mouvements écologistes, et bien d’autres encore. Tous ont manifesté contre les décisions qui allaient être prises par l’OMC et ils contribuèrent par leur convergence à l’échec de ces premières négociations. Cette première grande manifestation fut suivie par nombreux d’autres, notamment contre le G8, les huit nations les plus industrialisées du monde, à Gènes, à Evian, à Leningrad, à Rostock ou encore contre les réunions de la Banque mondiale et du Fonds monétaire international, de même que face au Forum économique mondial de Davos. Les protestations se multiplièrent, de Washington à Bangkok, de Hong Kong à Sidney, de Cancun (Mexique) à Mar del Plata (Argentine). S’y ajoutèrent les manifestations contre les décisions du Sommet européen, notamment à Séville et à Bruxelles. Bref, les initiatives furent mondiales et si l’Afrique fut relativement absente de ce genre d’événement, c’est parce que les centres de décision se situent généralement en dehors du continent.

L’autre ligne de convergence a été l’organisation des Forums. Au début 1999, une première initiative avait été prise, intitulée L’Autre Davos et qui réunit cinq grands mouvements sociaux du monde avec quelques analystes pour discuter des conséquences de l’étendue de l’économie néolibérale à l’ensemble de l’univers et, dans une conférence de presse tenue à Davos au moment de la réunion du Forum économique mondial, de dire : non. Les décisions sur l’économie du monde ne peuvent plus continuer à être orientées de cette manière, car des millions d’êtres humains en sont les victimes et la destruction de l’environnement naturel est au bout du chemin.

L’année suivante, les Brésiliens qui avaient participé à cette réunion prirent l’initiative de convoquer pour 2001 le premier Forum social mondial, la même semaine que la réunion annuelle du Forum économique mondial de Davos. Cette rencontre eut lieu à Porto Alegre en 2001. L’idée avait été de rassembler de 4 000 à 4 500 personnes et dès le premier Forum, la participation dépassait les 20 000. Le deuxième eut lieu également à Porto Alegre en 2002, avec 60 000 participants. Le troisième, dans la même ville réunit 100 000 personnes. En 2004, le Forum se tint en Inde, à Mumbai, avec 110 000 participants. Une des caractéristiques fut la présence pendant toute la durée du Forum d’un nombre important, environ 20 000, des plus pauvres, les Dalits (les hors-castes) et les peuples autochtones, qui par leur présence étaient un rappel constant de la lutte des plus pauvres pour la survie.

Il y eut ensuite un retour à Porto Alegre en 2005, avec 155 000 personnes, puis une décentralisation du Forum mondial en 2006, à Bamako, Caracas et Karachi et enfin le Forum mondial de Nairobi en 2007, où pour la première fois de façon globale, le Forum tenait ses assises en Afrique. A cela s’ajoutèrent les Forums continentaux, africains, européens, asiatiques, américains et les Forums thématiques, sur l’eau, sur l’Amazonie, sur l’éducation, sur l’émigration et les Forums nationaux. En quelques années plus de 250 réunions de ce genre eurent lieu dans le monde. Aujourd’hui se tient le premier Forum social congolais et la même semaine, le premier Forum social des Etats-Unis à Atlanta. L’Autre Davos avait réuni 50 personnes. Au cours de moins d’une décennie, ce sont plusieurs millions de gens qui se sont manifestés dans le monde pour se mettre ensemble et affirmer leur désir de construire un autre monde.

2. Le pourquoi de l’altermondialisme

Si les convergences se sont construites, c’est parce que tous les groupes humains concernés se trouvaient face au même ennemi. En effet, avec la mondialisation du capital, plus aucun groupe social dans le monde n’échappe à la domination de la loi du marché et par conséquent à la soumission du travail au capital. Tous sont victimes du même système, au Nord comme au Sud. Il y a quinze jours, à Brasilia, j’avais l’occasion de m’adresser au Cinquième Congrès du Mouvement des paysans sans terre (MST), réunissant quelque 20 000 paysans, parmi les plus pauvres, qui exprimaient leur désir de voir se réaliser une réforme agraire, dans un pays grand comme un continent et où plus de quatre millions de paysans n’ont pas de terre, ces dernières étant absorbées par les latifundistes et les grandes multinationales de l’agrobusiness.

Cependant, les injustices accrues par cette logique économique ne touchent pas seulement le Sud. Au Nord également, le phénomène s’accroît. On annonce en Angleterre, que le nombre de pauvres s’est accru considérablement et que les inégalités sont revenues à leur taux d’avant 1940. En France, le nombre de personnes vivant en dessous du seuil de pauvreté dépasse les trois millions et demi d’habitants, alors que les 0,01% les plus riches du pays ont augmenté leur richesse de plus de 40% au cours des cinq dernières années. Est-il étonnant alors de voir les victimes d’un tel système manifester leur désaccord. Et cela nous oblige à nous demander de qui l’ensemble de ces personnes sont les victimes ? En fait, le néolibéralisme signifie la libéralisation totale des échanges, tant de capitaux, que de biens et de services, ce qui établit la loi du plus fort. Entre les multinationales de l’agrobusiness et le petit paysan, il n’y a guère d’hésitation pour savoir qui sera le gagnant ? Les Traités de libre-échange entre les pays puissants et les pays les plus pauvres sont l’équivalent, comme le disait un sociologue nicaraguayen, d’un Traité entre le requin et les sardines. Mais pourquoi désire-t-on libéraliser l’économie ?

C’est dans les années 1970, qu’un accord de fait se réalisa autour de quelques grandes orientations de l’économie mondiale, que l’on a appelé par après le Consensus de Washington, parce qu’il concernait les grandes institutions financières internationales, telles que la Banque mondiale et le Fonds monétaire international, de même que la Réserve fédérale américaine (la Banque centrale) et les grandes multinationales des Etats-Unis. Il s’agissait de relancer l’accumulation du capital, qui pour de nombreuses raisons, avait eu tendance à décliner et à cet effet, de lancer une véritable offensive, à travers le monde, aussi bien dans le Nord que dans le Sud, d’une part contre le travail et d’autre part contre l’Etat, afin de diminuer leur part respective dans le produit social mondial. Diminuer la part du travail signifiait faire baisser son coût, démanteler les systèmes de sécurité sociale et de pension, favoriser les délocalisations là où le travail est moins cher, désorganiser les mouvements des travailleurs. L’offensive contre l’Etat s’est manifestée par les privatisations, souvent sauvages et équivalant à une véritable piraterie des richesses communes, en faveur du capital privé.

Dans le Sud, les conséquences furent très graves. Sur le plan du travail, on a vu fleurir les zones franches, fonctionnant avec des travailleurs sous-payés et souvent dans des conditions de travail extrêmement pénibles. En même temps, s’est accélérée l’extraction des richesses, plus fortes encore que du temps du colonialisme, par des mécanismes nouveaux, n’exigeant pas l’établissement de colonies, mais bien le contrôle des mécanismes économiques : fixation des prix des matières premières et des produits agricoles, dette extérieure, mainmise sur les ressources naturelles, politiques agricoles des pays riches, paradis fiscaux permettant l’évasion des richesses locales, évasion des cerveaux. Dans le Nord, la même logique s’est imposée, avec la diminution aussi bien en Europe qu’au Etats-Unis des salaires réels dans le produit général, le démantèlement de certains volets de la sécurité sociale et un affaiblissement de l’Etat.

Tout cela s’est réalisé avec l’appui des organismes internationaux, tels que la Banque mondiale, le Fonds monétaire international, de même que l’OMC et même de plus en plus certains organismes spécialisés des Nations Unies, dépendant pour leur financement de firmes multinationales. Un exemple intéressant est celui de Sri Lanka où, en 1996, un rapport de la Banque mondiale proposait de supprimer la production du riz dans ce pays situé au Sud de l’Inde. Or, cela fait plus de 3000 ans que l’on produit du riz à Sri Lanka, que ce dernier forme la base de l’alimentation, que 80% des petits paysans vivent de cette production et que le riz fait partie de la culture, de la littérature, de la poésie, du paysage. Et cependant, la Banque mondiale a décidé qu’il devait disparaître. La raison : cela coûte moins chez de l’acheter au Vietnam ou en Thaïlande. C’est donc un calcul purement économique basé sur le marché qui oriente les propositions de décision. La sécurité alimentaire, le bien-être des paysans, la diète alimentaire de la majorité de la population, tout cela n’entre pas en ligne de compte. Les mesures proposées par la Banque furent triples : abolir les organes régulant le marché interne du riz ; mettre un impôt sur l’eau d’irrigation de manière à rendre la production du petit producteur de riz non rentable ; donner un titre de propriété à chaque paysan. En effet, la propriété des rizières était restée collective dans un grand nombre de cas, ce qui formait un obstacle à leur marchandisation. Le but de cette dernière mesure n’était pas le bien-être du paysan, mais bien de les mettre en état de vendre à vil prix leur terre aux corporations nationales ou internationales, prêtes à les racheter.

Comme le gouvernement sri lankais n’allait pas assez vite en besogne, la Banque supprima les crédits internationaux pendant un an. Un nouveau gouvernement accepta les principes de la Banque mondiale et remit son rapport dans le cadre de la lutte contre la pauvreté en disant que l’idée n’était pas mauvaise, car la suppression du petit paysannat permettrait de disposer d’une main-d’oeuvre abondante et à bon marché, capable d’attirer les capitaux étrangers. Cependant, comme cette politique avait été suivie par divers gouvernements de Sri Lanka depuis une quarantaine d’années, les travailleurs s’étaient organisés et avaient réussi à faire remonter les salaires, obliger l’Etat à organiser une sécurité sociale appréciable et à mettre sur pied un système de pension. D’où le prix de la main-d’oeuvre est devenu trop élevé à Sri Lanka et déjà des capitaux extérieurs quittent le pays pour s’investir au Vietnam ou en Chine, où cette dernière est moins chère. Le gouvernement a donc dû conclure qu’il fallait diminuer le prix du travail et pour cela faire voter des lois diminuant les salaires réels, démantelant une partie importante de la sécurité sociale et diminuant le taux des pensions. Voilà le résultat de la loi du marché et ce que signifie la soumission de l’ensemble du travail au capital.

Il y a quelques années, je rencontrais en Afrique de l’Ouest un économiste qui déclarait : nous sommes tous différents en Afrique, mais nous avons tous le même ministre des finances : le FMI. Cette boutade indiquait bien quelle était la logique qui orientait l’ensemble des économies du continent.

Le résultat de ces politiques est que tous les groupes sociaux sont aujourd’hui affectés par la logique du marché et la domination du capital. Les travailleurs ouvriers du secteur formel doivent très souvent accepter des conditions d’exploitation particulièrement pénibles. Les paysans sont dépouillés de leur terre, au profit de l’agrobusiness et l’on assiste bien souvent à de véritables contre-réformes et à une nouvelle concentration de la terre. Les peuples autochtones perdent leur territoire, au profit d’activités d’extraction, soit du bois, soit des mines, soit du pétrole et leur existence même est remise en cause. Les femmes sont les premières victimes de l’informalisation de l’économie, car une bonne partie du poids du maintien de la famille leur incombe. Ce sont elles aussi qui souffrent en premier lieu des privatisations, de l’eau, de l’électricité, de la santé, de l’éducation, qui par le fait même de leur marchandisation, deviennent inaccessibles aux plus pauvres. Les jeunes ont des difficultés à trouver du travail et à s’insérer dans la société. Quant à la destruction de la nature, elle devient effrayante et débouche même sur des changements climatiques aux conséquences qui peuvent être dramatiques pour des centaines de millions de personnes.

Tout cela ne va pas sans crise : crise classique du capitalisme, avec la surproduction de certains biens et donc la sous-consommation ; crises financières, qui se sont succédées dans différentes parties du monde au cours des deux dernières décennies et finalement crise climatique. Face à celles-ci, le système capitaliste mondial recherche de nouvelles frontières d’accumulation, il s’agit surtout de trois secteurs. Le premier est l’agriculture paysanne, qu’il faut transformer en agriculture productiviste capitaliste, car elle ne contribue guère à l’accumulation du capital. Elle se situe en effet dans le cadre de l’autoconsommation ou dans les trocs ou leurs équivalents sur un plan régional. Les documents de la Banque mondiale indiquent que la direction à suivre est l’instauration d’une agriculture productiviste, exigeant d’importants investissements financiers, capables seulement d’être supportés par des entreprises de grande dimension, qui par la monoculture ou le contrôle des diverses économies rurales permettront des retours rapides et importants, susceptibles de produire une forte accumulation.

Le deuxième secteur est constitué dans les services publics, qui en tant que tel, ne contribuent que de manière assez marginale à l’accumulation du capital. Par contre, si des secteurs tels que les besoins de base, comme l’eau, l’électricité, les communications, sans parler de la santé et de l’éducation deviennent des marchandises, à ce moment ils peuvent contribuer de manière considérable à l’accumulation du capital. Or, il s’agit, dans le monde, de centaines de milliards de dollars qui constituent un filon particulièrement rentable pour l’investissement, dans la mesure où il reste privé. Le troisième secteur est celui de la biodiversité, aujourd’hui fortement recherché pour sa contribution aux nouvelles orientations biologiques des secteurs tels que la pharmacie, les cosmétiques, les carburants.

Terminons en indiquant la tendance grandissante de la militarisation du système économique néolibéral. Ce sont les Etats-Unis, la seule force mondiale militaire, qui assument ce rôle de manière principale. Il y a dans le monde plus de 700 bases militaires des Etats-Unis, avec un demi million de soldats et un budget de plus de 500 milliards de dollars. Ces bases coïncident avec la nécessité du contrôle géopolitique des ressources naturelles, tout particulièrement des ressources énergétiques. La militarisation débouche également sur des guerres réelles, telles que nous les connaissons en Irak et en Afghanistan.

3. La logique d’un système

En fait, les effets dont nous avons parlé sur les populations du Sud et du Nord ne sont pas simplement des accidents de parcours ou le résultat d’abus et d’excès. Il s’agit bien d’une logique fondamentale. Le modèle de développement tel qu’il existe aujourd’hui et qui s’étend dans l’ensemble du monde se manifeste par une croissance spectaculaire de la capacité économique d’environ 20% de la population mondiale. Cela signifie que les 80% autres, ou bien restent très vulnérables ou bien se situent dans une zone de pauvreté. Or, un tel modèle est particulièrement favorable à une accumulation rapide du capital. En effet, il est plus intéressant de développer la consommation de 20% de la population capable d’acheter des biens et des services sophistiqués, à haute valeur ajoutée, que de produire pour les autres 80%, qui ont très peu de pouvoir d’achat ou aucun et donc ne sont pas susceptibles de contribuer à une accumulation rapide et forte. Il en résulte que jamais tant de richesse n’a été produite dans l’histoire du monde, mais que jamais nous n’avons eu autant de pauvres sur la terre. N’oublions pas qu’une personne meurt de faim toutes les quatre secondes.

Le système capitaliste se présente comme le plus efficace pour la production de biens et de services. C’est exact, dans la mesure où l’on ne s’interroge pas trop sur la manière dont il produit et la manière dont il distribue le produit. Cependant, on peut se demander à qui sert une telle efficacité ? En effet, quand nous analysons l’ensemble de l’économie mondiale, les conclusions sont passablement différentes. Si l’économie est l’activité humaine destinée à produire la base nécessaire à la vie physique, culturelle et spirituelle de l’ensemble des êtres humains dans le monde, le système capitaliste est le plus inefficace que l’humanité n’ait jamais produit. Il est donc indispensable de le délégitimer, d’abord sur un plan économique : il ne répond pas à la fonction de l’économie, mais ensuite également sur un plan éthique. Il est en effet impossible d’accepter moralement un système qui privilégie une minorité aux dépens d’une majorité. D’où l’importance du rôle joué par des groupes religieux, dont l’éthique sociale dénonce l’injustice et l’inégalité. En particulier, Jésus dans sa société lorsqu’il vivait en Palestine, s’est identifié aux plus pauvres et a dénoncé les injustices dans tout le système social, politique et religieux de sa société. Quand il disait qu’il allait détruire le temple en trois jours, ce n’était pas une cathédrale ou une basilique, mais bien le système politique, économique et religieux, dont les pouvoirs étaient concentrés dans le temple, devenu le symbole de toutes les injustices. Une spiritualité chrétienne qui n’inclut pas ces dimensions dans ces perspectives, signifie une véritable réduction du christianisme et du message de Jésus-Christ.

4. Le passage des résistances aux alternatives

On pourrait dire que la description de la situation mondiale et même la référence à la convergence des résistances pourrait offrir un panorama assez pessimiste. En effet, il ne faut pas se cacher l’immensité du problème et les horreurs du système. Faire autrement, signifie tomber dans le jeu de l’adversaire. En même temps, il est important d’affirmer de manière très claire qu’il existe des alternatives et cela à tous les niveaux. Que ce soit celui de l’utopie, c’est-à-dire ce que nous ne pouvons pas faire maintenant mais qui peut exister demain ou les perspectives à moyen et à court terme, que ce soit dans les secteurs de l’économie, de la culture, de la politique, des équilibres sociaux, partout il existe des alternatives et les Forums sociaux sont des lieux où l’on s’informe à ce sujet. Ils ont permis en effet d’arriver à la conclusion qu’il est possible de construire un autre monde.

Ce qui manque c’est la volonté politique de pouvoir mettre en oeuvre ces alternatives, qui ne correspondent évidemment pas aux intérêts des plus puissants et qui ne peuvent voir le jour que sous la pression des milieux populaires sur les instances politiques. Or, il y a un endroit du monde où nous voyons des choses bouger. C’est en Amérique latine, où de nouvelles situations ont été créées. Tout d’abord, il y a eu l’échec de l’ALCA (le Traité de libre-échange entre l’Amérique latine et les Etats-Unis et le Canada), qui fut une grande victoire populaire. Il y eut réellement sur cet objectif une véritable convergence de l’ensemble des mouvements sociaux et des organisations non gouvernementales progressistes pour construire un front populaire contre ce projet nord-américain. Il s’agissait en effet d’intégrer l’économie latino-américaine dans celle du Nord. Dans tous les pays un regroupement s’est réalisé, des mouvements paysans, ouvriers, des peuples autochtones, des femmes, des défenseurs de l’environnement, des Eglises. Au Brésil, il y eut quatre millions de signatures. Des convergences se sont construites entre mouvements sociaux et partis politiques et même avec des gouvernements, comme ceux du Venezuela, de la Bolivie, du Brésil et qui ont conduit finalement à l’échec du projet, lors de la réunion de Mar del Plata en 2006.

En même temps des initiatives nouvelles ont été prises pour l’intégration économique, sociale et culturelle de l’Amérique latine. C’est tout d’abord l’ALBA, c’est-à-dire l’initiative alternative bolivarienne pour l’intégration latino-américaine, basée non pas sur la compétition, mais sur la complémentarité et la solidarité. C’est aussi la Fondation de la Banque du Sud, réunissant pour commencer cinq pays importants de l’Amérique latine, destinée à mettre en commun une partie des réserves de ces différents pays, pour servir de banque de développement, permettant de court-circuiter la Banque mondiale, le Fonds monétaire international et la Banque interaméricaine de Développement.

Sur le plan social, on peut citer l’"Opération miracle" destinée à guérir les malades des yeux qui en Amérique latine s’élèvent à dix millions de personnes. La condition est d’être dans l’incapacité, à cause de la pauvreté, d’avoir accès aux soins dans son propre pays. Le programme est d’ailleurs ouvert aux pauvres de l’Amérique du Nord. En un an de temps, près de 600 000 personnes ont pu en bénéficier. Cela signifie une transformation véritable de leur vie. Aujourd’hui le programme se décentralise. On ne soigne plus uniquement ces personnes à Cuba, amenées par avion et dont le voyage était financé par le Venezuela, mais des médecins cubains opèrent dans divers pays latino-américain. Le nom de cette opération a évidemment une référence biblique : "les aveugles verront". Un tel type d’intégration sociale du continent correspond à une orientation tout à fait nouvelle, qui n’a plus rien à voir avec la logique du capital.

Enfin, il y a les efforts d’intégration culturelle, notamment les campagnes d’alphabétisation, telle que celle réalisée au Venezuela, avec la méthodologie cubaine, patronnée par l’Unesco, au point que ce pays vient d’être déclaré fin 2006 comme nation libérée de l’analphabétisme. Le programme est mis en route actuellement en Bolivie, où l’on espère résoudre le problème dans un laps de 18 mois. Il y eut également la Fondation de Telesur, une chaîne de télévision destinée à l’ensemble du continent latino-américain et permettant l’expression des peuples et non plus uniquement des pouvoirs économiques.

Tout cela a supposé évidemment la disposition de moyens financiers importants, grâce à leur établissement de la souveraineté sur les ressources naturelles. Ce fut le cas au Venezuela, mais également en Bolivie. Dans ce dernier pays, en un an, le pays a réussi à renverser la proportion de ses revenus du pétrole et du gaz, qui dans le temps étaient de 82% en faveur des multinationales et 18% pour le pays et sont devenus 82% pour le pays et 18% pour les multinationales. Cela a permis au pays de rétablir son équilibre budgétaire, pour la première fois depuis pratiquement son indépendance, de diminuer sa dette extérieure d’un tiers et de mettre en route des programmes sociaux et d’alphabétisation, de lutte contre la faim et d’habitats populaires. De telles initiatives supposent une bonne gestion des biens collectifs, car la corruption est évidemment le pire ennemi que ces programmes peuvent rencontrer. En Bolivie, le président Evo Morales a décrété une diminution de 50% des salaires des hauts fonctionnaires de l’Etat, ce qui permit de constituer un fonds pour le développement de l’éducation, mesure sans doute symbolique et peut-être provisoire, mais qui a valeur d’exemple.

Conclusion

Tout cela nous permet de dire combien il est important de construire la convergence de la société civile d’en bas, c’est-à-dire essentiellement des mouvements sociaux et des organisations non gouvernementales progressistes. Une telle convergence permet la création d’une conscience commune indispensable à la construction d’acteurs collectifs pour une transformation des sociétés. Ce pas, actuellement en construction au Congo, est de la plus grande importance, afin de permettre le développement d’une dynamique nouvelle, qui donne au peuple la maîtrise de son propre sort, le contrôle de ses dirigeants pour que leur action se situe dans la ligne du bien commun afin que le Congo entre, avec l’ensemble des forces populaires dans le monde, dans une dynamique nouvelle, de reconstruction, de transformation et de bien-être.

Juillet 2007

François Houtart - Forces et limites des Forums sociaux. Clôture du Forum social congolais

Forces et limites des Forums sociaux. Clôture du Forum social congolais
François Houtart

A la fin de ce premier Forum social congolais, on peut se réjouir du résultat obtenu par une présence diversifiée, des différentes régions du pays et des différents secteurs sociaux. On peut dire que ce Forum social congolais a répondu aux fonctions des Forums sociaux et qu’il correspondait également à une attente. C’est précisément pour cette raison qu’il est important de réfléchir sur les forces et les limites des Forums sociaux.

1. Les forces

Deux aspects fondamentaux, au milieu de beaucoup d’autres, peuvent être soulignés. Tout d’abord, le fait qu’il s’agit d’une convergence de divers secteurs d’activité sociale et ensuite qu’une des principales fonctions est de renforcer une conscience collective.

Le concept de convergence suppose que tous les participants soient mis sur le même pied, une grande ONG ou un mouvement débutant, et que chacun ait la possibilité de s’exprimer. C’est une première caractéristique des Forums sociaux, qui ont toujours mis l’accent sur un fonctionnement démocratique, l’absence d’une hiérarchie constituée par le pouvoir des uns ou des autres et donc la création d’un espace où chacun puisse s’exprimer, expliquer ses objectifs, faire part de ses expériences, échanger sur les difficultés rencontrées et discuter des alternatives et des stratégies.

Bien entendu, il ne s’agit pas dans les Forums sociaux d’un rassemblement de n’importe qui. La charte est tout à fait claire pour établir les critères. Il s’agit de ceux qui luttent contre le néolibéralisme, contre l’hégémonie mondiale du capital, contre toute forme d’impérialisme et qui sont à la recherche d’alternatives. Cela exclut automatiquement un certain nombre d’organisations qui ne peuvent souscrire à un tel objectif : celles qui font partie des groupes dominants ou de ce que l’on pourrait appeler la société civile d’en haut. Mais la charte prévoit également que les organisations politiques n’ont pas une place institutionnelle au sein de Forums, même si leurs membres et éventuellement des dirigeants des partis politiques peuvent y participer à titre personnel ou dans le cadre d’ONG ou de mouvements sociaux ne sont pas représentés comme tels. Les mouvements religieux ou les Eglises qui se définissent en fonction d’objectifs spirituels ou pastoraux. Cela n’empêche nullement des croyants organisés d’être présents, par le biais de mouvements sociaux ou d’organisations non gouvernementales ou comme personnes à condition d’appuyer les objectifs du Forum.

Dans le continent africain, la conscience collective d’une lutte contre le néolibéralisme est relativement récente ou même à ses tout débuts. Le problème fondamental du continent a été au cours des dernières décennies, de se redéfinir nationalement et de créer son identité politique. Sans doute, l’exploitation économique a-t-elle été ressentie, à la fois comme une agression externe et comme une restructuration sociale interne ayant permis l’éclosion d’une classe servant d’intermédiaire à l’exploitation des richesses nationales. Aujourd’hui cependant, dans la plupart des pays africains et notamment au sein des Forums, lorsqu’ils ont pu se dérouler, une conscience objective de ce que signifie la logique même du système économique national et mondial est en train de se développer. Cela ne signifie nullement un abandon des efforts pour construire un Etat national solide et capable d’assurer la souveraineté politique, mais également le contrôle des ressources naturelles et des produits alimentaires. Cela ne signifie pas non plus une attention exclusive aux aspects économiques, mais aussi une mise en valeur des résistances culturelles et éthiques, face à la destruction des deux domaines précités.

L’absence d’une conscience collective abordant le caractère global et mondial des situations, peut conduire à une faiblesse, non seulement dans les perspectives d’analyse, mais surtout dans les formes de l’action. En fait, quoi qu’on en dise, le continent africain est celui qui est le plus intégré dans la mondialisation, en tant qu’objet d’exploitation et non pas en tant qu’acteur. Une telle situation rend les populations africaines très vulnérables, particulièrement susceptibles d’être entraînées dans des conflits aux conséquences très graves et souvent prêtes à se laisser prendre au piège des cooptations. On l’a souvent souligné au cours de ce premier Forum social congolais, la nécessité de changer les mentalités est grande, mais il ne faut pas oublier que ces dernières changent en fonction des pratiques et de la réflexion sur les pratiques. Tout cela indique l’importance de l’introduction de l’Afrique dans le courant altermondialiste qui se construit à l’échelle mondiale.

Convergence signifie également que l’on accepte de ne pas être d’accord sur tout. C’est une des raisons pour lesquelles les Forums ne produisent pas un document final ni des consignes d’action. En effet, de telles initiatives signifient nécessairement des compromis et exigent de passer un temps considérable à des discussions de procédure ou de rédaction, sans parler de pressions pour faire passer telle ou telle proposition. Ce n’est pas que les Forums ignorent la nécessité de l’action, et nous en reparlerons, mais ce n’est pas leur fonction. Offrir un espace de convergence où tous se sentent à l’aise est déjà en soi un acte politique qui conditionne l’avenir.

En deuxième lieu, parmi les forces des Forums, il faut souligner l’importance de la construction d’une conscience sociale commune. C’est évidemment une première phase dans un processus, mais le fait que des organisations congolaises continentales ou mondiales aussi diverses que celles des femmes, des peuples autochtones, des paysans, des ouvriers, des défenseurs des droits de l’homme, des défenseurs des forêts, de l’action humanitaire, des promoteurs de paix, des défenseurs des consommateurs, puissent dialoguer ensemble sur des problèmes communs, est de la toute première importance dans l’état actuel des mouvements et des organisations sociales.

Cela permet de se rendre compte que l’on est tous dans le même bain, sans doute avec des spécificités, mais aussi avec des problèmes qui concernent tout le monde : par exemple, la destruction des forêts, la piraterie des ressources naturelles, les privatisations sans limite, la corruption de nombreux responsables administratifs et politiques. Tout cela appartient à la même logique et il est important d’en comprendre les mécanismes. Personne, dans une convergence, ne doit abandonner ses objectifs, ni même ses priorités. L’important est de connaître celles des autres et d’essayer de comprendre pourquoi des actions d’appuis mutuels peuvent être nécessaires, de même qu’une lutte commune pour certains objectifs.

On aura tout de suite compris par ailleurs que l’aspect éthique est très important dans la construction d’une conscience collective. C’est là que peuvent intervenir les différentes références religieuses ou philosophiques, auxquelles il ne faut pas renoncer, mais qui au contraire permettent de souligner le lien entre les principes et l’action.

2. Les limites des Forums sociaux

Nous soulignerons aujourd’hui trois limites : le fait qu’ils ne soient pas des organismes d’action ; le danger du développement d’une idéologie de classe moyenne et les stratégies de l’adversaire.

Tout d’abord à propos de l’action. Comme nous l’avons dit, les Forums sont des espaces de rencontres et d’échanges et non pas un mouvement. Ils permettent de dépasser les clivages. De par leur existence, ils sont déjà un fait social en soi, car ils permettent de faire démarrer des réseaux et parfois des expériences communes.

La nécessité de l’action n’en reste pas moins fondamentale. Le risque des Forums c’est qu’on y parle, qu’on y chante, qu’on y danse, mais que pendant ce temps là le système continue à tourner sans être trop éclaboussé par ce qui se passe. Si nous pensons au Congo : au cours des trois jours pendant lesquels nous nous sommes réunis, combien d’arbres ont été coupés dans les forêts de la cuve et du Nord, combien de camions ont passé la frontière de manière illégale remplis de minerais ; combien de kilos d’or et de coltan ont été exportés clandestinement vers des pays voisins ? L’objection que l’on fait alors aux Forums, c’est l’inefficacité. Cela nous rapporte évidemment à leur fonction. Il ne faut pas attendre des Forums ce qu’ils ne peuvent pas donner. La construction d’une convergence est un pas dans un processus, ni le seul, ni le dernier. Mais évidemment pour que l’efficacité soit réelle, il faut que le processus se déroule dans son ensemble. D’où la préoccupation des Forums sociaux pour l’action.

Divers mécanismes ont été envisagés, dont nous ne pouvons donner l’ensemble dans cette réflexion. Mais il en est un qui est directement disponible dans le sein même des Forums et c’est l’Assemblée des mouvements sociaux. N’oublions pas que ce sont les mouvements qui forment la base fondamentale des Forums. Les ONG (bien qu’il soit parfois difficile dans un pays comme le Congo de faire la part des choses) doivent rester des services et des appuis. Il en est de même des intellectuels, dans le sens large du mot, c’est-à-dire tous ceux qui sont capables de prendre une distance critique vis-à-vis de l’action, où qu’ils se trouvent et dont la tâche au sein du Forum est celle d’un service permettant l’apport d’une réflexion systématique, à la fois d’analyse et de prospective.

L’Assemblée des mouvements sociaux peut donc proposer des objectifs d’action, des stratégies ou des campagnes. Cela s’est passé à plusieurs reprises dans des Forums sociaux mondiaux, continentaux et nationaux. Ce fut le cas par exemple en 2003, de la campagne contre la guerre de l’Irak, proposé au Forum européen de Florence et qui réunit le 15 février de cette année plus de 15 millions de personnes dans les rues de plus de 600 villes. Ce fut le cas aussi de la lutte contre l’ALCA en Amérique latine, qui fut victorieuse et dont l’initiative a été proposée au cours des Forums en Amérique latine. Nous voyons donc que ce ne sont pas les Forums, ni leur Conseil national ou international qui prennent l’initiative de l’action. Mais ils forment un cadre qui permet aux mouvements sociaux de faire des propositions.

Cela nous permet de poser un autre problème, celui du rapport au politique. Au départ des Forums, il y eut une forte méfiance vis-à-vis du monde politique. Ce n’était pas toujours sans raison. En effet, bien souvent les organisations politiques ont instrumentalisé les mouvements sociaux ou ont essayé de les soumettre à la logique électorale, alors que les fonctions sont très différentes. Cependant, la crainte du politique a parfois amené à adopter des attitudes anti-politiques, particulièrement irréalistes. Cela explique le succès qu’a pu avoir la théorie de John Holloway, développée dans son ouvrage : Comment transformer les sociétés sans prendre le pouvoir ? Sans doute, la prise du pouvoir gouvernemental ou présidentiel ne constituent-t-elles pas la totalité des instruments pour changer une société. De ce point de vue, la position est correcte. Mais comment réaliser une réforme agraire, une campagne d’alphabétisation, la récupération de la souveraineté sur les ressources naturelles, sans exercer un pouvoir politique ?

Les logiques sont différentes. Il est important que l’on comprenne et que l’on respecte les autonomies. Les acteurs politiques sont obligés de réaliser des compromis en fonction des rapports de force. Les mouvements sociaux ne peuvent abandonner leurs objectifs et la radicalité de ces derniers pour se soumettre à des impératifs politiques et alors conquérir le pouvoir dans ce domaine ? C’est donc une question que l’on peut éluder et qui d’ailleurs dans un continent comme l’Amérique latine a pris une nouvelle dimension. L’établissement de gouvernements désireux de mettre en pratique un certain nombre des objectifs des Mouvements résistant contre le néolibéralisme et la création de nouveaux organes d’intégration économique, sociale ou culturelle, place les mouvements et les ONG face à de nouvelles responsabilités.

La deuxième limite se situe sur un plan culturel et il s’agit de la mentalité de classe moyenne qui domine souvent les responsables des ONG et de certains mouvements sociaux, car de fait ils appartiennent à ce milieu social. Ce ne sont pas les plus pauvres qui sont présents dans les Forums, mais ceux qui parlent au nom des pauvres. Il s’agit de le reconnaître. C’est un fait social et il faut chercher les parades aux déviations possibles. L’idéologie de la classe moyenne est généralement peu radicale, accommodante, forte en paroles plus qu’en actes et risque donc de se détacher des objectifs populaires réels et de ce qu’est une véritable société civile d’en bas. Il y a là un obstacle réel, mais pas insurmontable. La conscience du phénomène permet de développer une autocritique permanente et de se faire interpeller par les bases.

Il faut ajouter à cette réalité, le fait que la toute grande majorité des victimes du système économique mondial ne sont pas représentées dans les Forums, parce qu’elles ne sont pas organisées. Dans le monde entier, on connaît des résistances, souvent radicales et même parfois victorieuses, de groupes locaux, qui s’élèvent contre la construction d’un barrage, la privatisation de l’eau ou de l’électricité, l’achat par des compagnies transnationales de forêts, etc., mais qui pour autant ne constituent pas des mouvements. C’est un des défis importants des Forums sociaux, mais également des mouvements sociaux, de réunir dans une force plus cohérente l’ensemble de ces initiatives. Un mouvement comme MONLAR (Mouvement pour la réforme agraire) au Sri Lanka, a permis de rassembler pour des actions communes, à la fois des mouvements organisés et des initiatives locales qui n’avaient pas nécessairement abouti à une organisation permanente. A Mumbai, lors du quatrième Forum social mondial, la présence physique de personnes des classes populaires a permis d’être mieux conscient de cette situation. L’institutionnalisation nécessaire des luttes crée évidemment une distance objective entre les bases et organisations, mais il est possible de surmonter cet obstacle.

La troisième limite est celle des stratégies de l’adversaire. Il ne faut pas s’attendre à ce que le système économique néolibéral, avec ses instruments institutionnels et son action politique et culturelle reste indifférent face aux initiatives prises au départ des Forums. Déjà maintenant trois stratégies sont développées. La première est la cooptation. Le FMI a organisé un bureau de contact avec les ONG. La Banque mondiale avait mis sur pied une instance réunissant les grandes religions du monde. Le Forum économique mondial de Davos invite des dirigeants syndicalistes, des ONG et même des chefs d’Etat progressistes, pour un "dialogue" dont cependant les conditions minimales ne sont pas réunies.

Par ailleurs, l’utilisation des concepts et des mots est aussi un champ de lutte culturelle. Les organismes financiers internationaux parlent de société civile, de démocratie participative, de lutte contre la pauvreté de décentralisation, mais ils donnent à ces concepts des sens radicalement différents de ceux des mouvements sociaux. Pour la Banque mondiale, donner plus d’espace à la société civile, signifie réduire celui de l’Etat. La lutte contre la pauvreté s’inscrit à l’intérieur de la logique du marché, à l’origine de l’accroissement des inégalités. La décentralisation permet un contrôle plus facile de la part des puissances économiques. Enfin, il faut ajouter l’appareil répressif toujours plus important, soit par le biais de lois sécuritaires qui diminuent les libertés civiques, soit par un renforcement des forces policières, soit encore par l’extension des bases militaires, américaines principalement, pour le contrôle des ressources naturelles.

Il s’agit donc pour l’ensemble des forces altermondialistes, d’être conscient de ces stratégies et d’essayer d’en prévoir les effets, de se défendre et ne pas se laisser piéger. D’où l’importance de l’action pour la paix et contre les bases militaires dans le monde : il faudrait par exemple que l’opinion publique congolaise s’oppose à l’établissement de nouvelles bases américaines dans le Bas Congo et au Katanga. D’où l’importance aussi d’une grande vigilance concernant les législations répressives, qui sous le prétexte de lutter contre le narcotrafic et le terrorisme ou d’assurer la sécurité, ce qui sont des objectifs certainement valables, servent en fait à la répression des mouvements sociaux et à leur criminalisation. D’où également la nécessité de former des réseaux de défense juridique, notamment pour les dirigeants des mouvements sociaux, les avocats, les journalistes qui souvent sont la cible des pouvoirs répressifs.

3. L’avenir

La convergence des mouvements sociaux et des organisations progressistes n’est pas un but en soi. Elle n’est qu’un élément dans un ensemble, qui va de la construction d’une conscience collective à celle d’acteurs collectifs. C’est ainsi que nous pourrons déboucher un jour sur un nouveau sujet historique, c’est-à-dire l’ensemble des porteurs d’un projet post-capitaliste qui permettra d’organiser l’économie mondiale sur d’autres bases que celles de la destruction de la nature et de millions d’êtres humains. Au cours des 19e et 20e siècle, c’est la classe ouvrière des pays industrialisés qui a formé ce sujet historique. Aujourd’hui, il ne pourra qu’être pluriel, certes avec la présence des travailleurs organisés, mais également avec d’autres acteurs, l’ensemble des victimes de la soumission du travail au capital, qui s’est étendu aujourd’hui à l’ensemble du monde et à tous les groupes sociaux subalternes : les paysans, les peuples autochtones, les femmes, etc.

Quant aux objectifs à fixer, afin de construire ce monde post-capitaliste, on peut les résumer en quatre axes fondamentaux, fondements d’une autre mondialisation. Il s’agit tout d’abord de se baser sur des ressources naturelles renouvelables et d’établir un contrôle public sur le non renouvelable. Cela signifie une autre philosophie du rapport entre les êtres humains et la nature. De l’exploitation on doit retrouver la notion de symbiose, telle qu’elle existait dans les sociétés précapitalistes. Les êtres humains font partie de la nature et le respect de cette dernière signifie aussi le respect de l’humanité.

Le deuxième axe est de privilégier la valeur d’usage sur la valeur d’échange. En d’autres mots, la production et la distribution des biens et des services doit se réaliser d’abord en fonction des besoins des gens et seulement en second lieu pour des échanges. La logique du capitalisme va exactement dans l’autre sens. Tout doit devenir marchandise, pour pouvoir contribuer à l’accumulation du capital, ce qui aboutit à privilégier une consommation sophistiquée et destructrice sur les besoins globaux de l’humanité. Renverser la perspective signifie également une autre philosophie de l’économie, rétablissant sa fonction essentielle, c’est-à-dire produire les bases nécessaires à la vie matérielle, culturelle et spirituelle de tous les êtres humains à travers le monde.

Le troisième axe constitue à instaurer une démocratie généralisée, c’est-à-dire, dans le domaine politique, non seulement une démocratie représentative mais aussi participative et d’étendre cette dernière à l’ensemble des rapports sociaux, y compris dans l’organisation de l’économie et dans les rapports entre hommes et femmes. Enfin, le dernier axe est l’interculturalité, c’est-à-dire donner la possibilité à toutes les cultures, à tous les savoirs, à toutes les philosophies, à toutes les religions de contribuer à la construction de cette nouvelle logique post-capitaliste, en lui apportant la diversité et les bases éthiques indispensables.

L’altermondialisme et son expression dans les Forums sociaux se trouvent donc face à une tâche très importante à réaliser dans l’avenir. On est au début d’un processus. L’important est de savoir qu’il existe des possibilités d’aboutissement et que même si la lutte est dure et longue, elle peu déboucher. C’est certainement une des leçons que nous avons pu tirer du premier Forum social congolais.

Juillet 2007

Thomas Ponniah - The Contribution of the U.S. Social Forum: a reply to Whitaker and Bello’s debate on the Open Space

The Contribution of the U.S. Social Forum: a reply to Whitaker and Bello’s debate on the Open Space
By Thomas Ponniah, http://www.openspaceforum.net/twiki/tiki-read_article.php?articleId=484

Introduction

The achievements of the U.S. Social Forum experience contributes a great deal to debates concerning the future of the overall World Social Forum (WSF) process. In a recent set of interventions Walden Bello and Chico Whitaker, both representatives on the International Council of the WSF, disagreed on the future of the Forum. Bello, the Executive Director of Focus on the Global South, argued that the Forum was now at a crossroads[1]. While acknowledging that the WSF had gven a great deal to the struggle for global justice, Bello suggested that the Forum’s Open Space methodology, which on principle, refuses to take a collective stand on issues such as the war on Iraq and the WTO, was now inhibiting substantial political agency. He argued that there was merit to the charge that the Forum was becoming “an institution unanchored in actual global political struggles, and this is turning it into an annual festival with limited social impact”. The article concluded with the query: “is it time for the WSF to fold up its tent and give way to new modes of global organization of resistance and transformation?”[2]

Chico Whitaker, one of the founders of the WSF, and also a member of the International Council of the World Social Forum, replied to Bello, arguing that crossroads do not have to close roads[3]. Whitaker noted that while the Forum’s Charter of Principles precluded the International Council from making statements representing the overall World Social Forum, the Open Space methodology left possible the opportunity for movements to independently build global coalitions that articulated common manifestos. Therefore for Whitaker the WSF’s crossroads were in fact two paths that could co-exist, not as impediments to each other, but as mutual sources of inspiration. The Open Space could continue to allow movements to articulate themselves and to propose new political projects without needing to speak on behalf of all participants at the World Social Forum.

In order to thoughtfully assess the two different positions mentioned we need to reflect on what are the Social Forum process’ actual achievements. No Forum in recent memory has better expressed the potential of the process than the recent U.S. Social Forum. The USSF demonstrated the accuracy of both Bello and Whitaker’s arguments, affirming the importance of continuing the Social Forum process but on much more innovative, decisive, political ground.

The U.S. forum, held from June 27 to July 2, in Atlanta, Georgia, the birthplace of Martin Luther King J.R., attracted over 10 000 participants, in over 900 workshops. The slogan of the Forum was “Another World is Possible. Another U.S. is Necessary.” Mirroring yet amplifying the global process, this national forum made three great contributions to the U.S. struggle.

Difference

The U.S. Social Forum created an open space that allowed different people’s movements to come together from around the United States. For the first time diverse activists from around the country were able to collectively interact in a non-hierachical, horizontal manner that emphasized mutual understanding. The Open Space infrastructure facilitated the possibility for a variety of movements to meet. If the space had been dominated by one ideology, for example socialism, or if it had been dominated by one strategy, for example, statism, then it would not have attracted so many movements. The Open Space, as Whitaker has always contended, allowed for a multitude of ideologies and strategies to be represented at the Social Forum. This space not only facilitated dissimilar groups from across the U.S. to connect but it also enabled movements in Atlanta to connect on novel new terms.

The Open Space permitted activists to move away from focusing on the differences between social movements and instead focusing on commonalities. Throughout the 1980s and 1990s there were numerous divisions between different sides of the North American Left: such as socialists, anarchists, ecologists, feminists, anti-racists, queer activists, and indigenous activists to name a few. Movements did not want to work with each other or were endlessly frustrated with each other. The Social Forum created an arena where all of these organizations felt that they could express their agenda without having it drowned out by someone else's program. Speakers at plenaries came from communities that were directly affected by the problem at hand. Grassroots movements spoke for themselves. Thus the Forum was a common, self-representative public venue thereby allowing for trust to be built between movements.

The expression of difference was so pronounced that the USSF appeared to be more diverse than any of the World Social Forums held in the last three years. Not since the 2004 World Social Forum in India, has a Forum embodied so much diversity, not only as members of the audience, but importantly as speakers and facilitators on panels, seminars and workshops. One could argue that the Forums in India and the United States simply reflected the demographic heterogeneity of two of the most multicultural societies on the planet. Few nations in the Global South have as many religions, cultures, and languages as India. Similarily no country in the Global North has in numerical terms as much cultural multeity as the United States However this interpretation of the U.S. Social Forum and the WSF in India is partial. What was remarkable about both events was not simply that they embodied their countries’ cultural range but that they also demonstrated their economic diversity. Both Forums were genuinely grassroots events with participants from every economic class - especially the poor. While other editions of the World Social Forum have been moving, inspirational events, they have not substantially represented the impoverished, marginalized, and exploited members of their countries. The first great contribution of the U.S. Social Forum process then was its capacity to enable the social, cultural and economic variety of U.S. movements to come together.

The Identity of Difference

The second contribution of the USSF dealt with identity. Following
the Open Space concept, the U.S. Social Forum has helped articulate common self-identifications among progressives. What began in Seattle in 1999 as the U.S. wing of the anti-globalization movement has now become a set of alternative national globalization movements. North American activists who took part in the USSF process, were able to even more clearly recognize that diverse forms of dissent such as rallies against racism, demonstrations against debt, and protests against privatization, are not separate events but instances of one overarching dynamic: the demand for global justice. The Social Forum process consolidated numerous common identities of difference: black/brown, student/labor, and environmental/social justice alliances. These coalitions are being built on the desire for another world that is free of the discrimination evidenced by Katrina, of the militarism exhibited by perpetual war, of the neoliberalism that prevents health care access to over forty million U.S. citizens, and of the biodevastation embodied by global warming. In sum, the Forum facilitated the creation of common, unified identities that encompass the plethora of movements that aspire to a world where all life is respected.

Autonomy

Third, the World Social Forum, and now the U.S. Social Forum, has promoted a revolution in how progressives imagine their opponent and thus themselves. From its inception the organizers of the World Social Forum dynamic and thus the USSF process understood that people’s movements have needed a space of articulation that was autonomous of corporations and political parties. This has been a significant departure from the past.

Historically most progressives have imagined their primary adversary to be the market. The left has always understood the danger that free markets, corporations, and capitalism, posed to society. Progressives have always known that commodification inevitably led to alienation. The market, in Marcuse’s memorable phrase, makes the human one-dimensional. To restrain commodification, past leftwing movements have called for the state to regulate the economy. In the first world, social democrats, such as the New Deal politicians in the United States in the 1930s, tried to regulate the industry for the benefit of the public. In the second world, Soviet Communism tried to regulate production, and in the third world, the national liberation state, for example Cuba, tried to regulate its economic activity[4]. So the dominant strand of the left has always thought that the state could regulate the market and thus liberate the population from exploitation.

The faith in leftist statism was tested numerous times throughout the twentieth century. It finally broke in the early 1990s with the rollback of the welfare state in the first world, the dissolution of the Soviet state in the second world, and the loss of legitimacy of the national liberation state in the third world. Progressives ever since have been contending with the loss of belief in the state as the primary instrument of social liberation.

Learning from history, the proponents of the Social Forum process have understood that whether the state increased its power over the market or whether the market increases its power over the state, in both cases disaffection has inevitably deepened. Both the modes of production and admininistration, both capital and the contemporary state, have become proponents of heteronomy, of estrangement, of immiseration, rather than public self-governance.

Against this two-headed adversary, the peoples’ movements at the USSF demonstrated the power of self-organized human solidarity. These movements over and over throughout the Forum called for a participatory society to develop independently of the market and the state. At this Forum, U.S. social movements increased their capacity for sovereign, collective self-reflection.
The activists at the USSF collectively liberated themselves from the mental hegemony of the state and market by proposing a new imagination: liberation can only be discovered, explored and expressed by grounding social change in radical new forms of democracy. Movements can pressure states, sometimes even work with states, yet retain autonomous from the state. The collective consolidation of the importance of autonomy was the third great achievement of the U.S. Social Forum.

The Future of the Forum process

The achievements of the USSF lend credence to Chico Whitaker’s consistent principled defense of the Forum. The challenge that remains, and that Walden Bello has recognized clearly, is that while the Forum process at the global and local level is facilitating collective self-reflection – it has not yet produced effective, collective self-organization. There have been numerous discussions of global social movement projects, such as the Bamako Appeal[5] and proposals for global political parties[6], but there has been no actual implementation. The war on Iraq continues, climate change has not been halted, worldwide inequality persists and corporations continue to rule the world. While the Open Space of the Forum has allowed for the creation of new networks it has not yet facilitated visonary projects. There have been great reactive events, such as demonstrations against the WTO negotiations– but there have been few alternatives that have actually been implemented by the global justice movements. That is the great overarching trial that the Forum faces. While the Forum has facilitated the capacity for local, national and global social movement reflection, it has not yet given birth to comparable forms of achievement. The essence of Walden Bello’s argument is correct: the facilitators of the World Social Forum process must devise more innovative processes that will actually enable decisive political change.


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Thomas Ponniah is a member of the Network Institute for Global Democratization - one of the founding organizations of the International Council of the World Social Forum; a member of Sociologists Without Borders, and of the WSF Boston Organizing Committee. He is also the co-editor of the book Another World is Possible: popular alternatives to globalization at the World Social Forum, and the author of a forthcoming book on global justice.

[1] Bello, Walden. “The Forum at the Crossroads”. http://www.fpif.org/fpiftxt/4196.
[2] ibid
[3] Whitaker, Chico. "Crossroads do not always close roads (Reflection in continuity to Walden Bello)"
(http://www.wsflibrary.org/index.php/Crossroads_do_not_always_close_roads).
[4] For a substantial explanation of this point see Immanuel Wallerstein’s The Decline of American Power.
[5] See http://www.openspaceforum.net/twiki/tiki-index.php?page=BamakoAppeal
[6] See http://www.nigd.org/globalparties